Tiempo que he dedicado a leer a través de mi ventana a la universal red cosas sobre Wikileaks, sobre los obscenos sueldos de los controladores, información sobre cine, arte y cocina.
Y en estas estaba cuando descubrí aquí una pequeña y modesta entrada en un blog titulada “Marcel Duchamp ¿el artista más influyente del siglo XX?”.
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"Pisuar" M. Duchamp |
En el corto texto habla de Duchamp y de Picasso como abanderados del arte del S XX. Se entretiene algo más en la figura del malagueño, pero yo lo voy a hacer sobre el ajedrecista francés (calificativo que figura en la descripción sobre el mismo en Wikipedia).
Marcel Duchamp, el Ready Made, el arte contra el arte, un arte que no parece arte...
Todavía recuerdo el encuentro que presencié a principios del otoño entre compañeros de clase: uno, estudiante de periodismo él, extremadamente joven, entre neocon y progre de la ceja, con esa estética algo trasnochada que alardea del hecho de llevar los cuellos del polo erectos y a menudo multiplicados, preguntó: ¿que tienes ahora? refiriéndose a la clase que comenzaba, Arte Contemporáneo, le contestó el otro, y ¿qué estáis viendo? repreguntó, los antecedentes, desde Courbet, o Manet... Interrumpió entonces para escupir una de esas opiniones que no se han pedido, pero que algunas personas regalan como si de un tesoro se tratase: ¡ah, bueno! eso todavía lo puedo llamar arte, pero luego llegarán las “chorradas” esas de las ruedas de bici y los borratajos que hacen los niños... No recibió contestación, ni siquiera una sonrisa, y por eso se debió marchar a encontrar otro borrego que balara con él.
Es cierto que hay que esforzarse para comprender y aceptar que en el tipo de obras propias del Ready Made no tenía importancia si el autor lo había fabricado él mismo o no, si no que era el acto de la elección lo que transformaba un artículo de fontanería o un rueda rota en una obra artística, creando con ese acto un pensamiento nuevo para el objeto.
Aquí radica la quintaesencia de este tipo de arte, en el pensamiento nuevo, algo para lo que muchas personas no están educadas ni adecuadamente orientadas.
En mi caso no fue fácil llegar a aceptar que ciertas creaciones llevaran adosado el calificativo de artísticas, pero cuanto menos veía la televisión y dejaban de calar en mí la panoplia de mensajes dirigidos a crear el pensamiento fácil en la masa, más fui entrando en ese tipo de códigos.
Recuerdo una exposición sobre Beuys que vi dos veces; la primera la vi solo, sin contexto ni pretexto. Salí de allí con la sensación de haber visto una tienda cutre de segunda mano. La segunda vez que la visité lo hice acompañado y guiado. No hubo color, los porqués y los paraqués me abrieron la puerta a la creación de un artista.
Para concluir diré que si ves una película en versión oríginal, por ejemplo en Kazajo, sin subtítulos, es muy probable que salgas sintiendo que has perdido el tiempo; pero si la vuelves a ver subtitulada, es cuando tendrás las armas para decidir si te conmueve o no.
A veces el arte necesita subtítulos.
Fotografía de: Duchamp (www.students.sbc.edu/evans06/presentation.htm) [Public domain], via Wikimedia Commons
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