Comienza el primer Curso Superior de Ayudante de Cocina en la
Escuela Internacional de Cocina Fernando Pérez
La Escuela Internacional de
Cocina Fernando Pérez ha comenzado a impartir el Curso Superior de Ayudante de
Cocina a sus 16 alumnos matriculados, un grupo heterogéneo de personas en el que
conviven, sobre todo tres perfiles, los que ya trabajan en el sector y buscan
obtener una titulación de prestigio, otros que persiguen completar algún
estudio relacionado, y aquellos que buscan comenzar una trayectoria profesional
en el mundo de la gastronomía.
El acto de presentación ha
contado con la presencia del recientemente elegido como Presidente de la
Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Valladolid, Jaime
Fernández, lo que convierte esta comparecencia en el primer evento oficial en
el que ostenta su nuevo cargo. Junto al Gobernante de los hosteleros han estado
el Gerente de la Escuela, Miguel Ángel Moretón, y el prestigioso chef Jesús
Ramiro. Tanto Fernández como Ramiro han exhortado a los alumnos a obtener el
máximo beneficio posible de este curso que los capacitará para poder incorporarse
en un mercado laboral cada vez más exigente con sus profesionales.
El curso, que lleva unas
semanas en marcha, se divide en dos partes, una de cuatro meses de formación en
las instalaciones de la Escuela y otra de dos meses de prácticas externas que
se podrán realizar en España o en Estados Unidos, siempre que el nivel de
ingles sea adecuado. En este caso la experiencia cuenta con una dotación
económica para el estudiante gracias al acuerdo alcanzado con la cadena de
hoteles Wyndham.
Los profesionales titulados
en la primera promoción de Ayudantes de Cocina de la Escuela serán capaces de
preparar múltiples recetas en colaboración con el chef, podrán aprovisionar,
conservar y manipular las diferentes materias primas, y estarán formados para realizar
la puesta a punto de su puesto de trabajo y el cierre de la cocina, así como
para optimizar el tiempo, el espacio y los recursos.
A Max Antoni Ruiz, un joven
peruano de 28 años la experiencia le está gustando mucho porque reconoce que le
fascina la cocina y siente que están aprovechando muy bien el tiempo. Junto a
Max está Álvaro Mangas, un vallisoletano de 22 años que muestra la misma pasión
que su compañero y que reconoce que para disfrutar en la cocina te tiene que
gustar este mundillo. Ambos se muestran entusiasmados con la aventura en la que
se han embarcado y destacan el buen ambiente que impera entre alumnos y
profesores, algo que se puede comprobar al pasar un tiempo con ellos entre
cazuelas e ingredientes.
Álvaro y Max se completan las
frases mutuamente, y sonríen cuando relatan que lo que les parece más
complicado en la cocina es conseguir una buena coordinación con los compañeros,
o que lo primero que hay que aprender son los fondos de caldo, la base de casi
todo plato, ya que “si no lo haces bien
no sale bueno”.
Álvaro (izquierda), y Max (derecha), ataviados con la ropa de trabajo |
El Maestro de cocina que les
guía habitualmente es Rubén Alonso, del que los estudiantes destacan que se
explica muy bien y que lo hace con mucha calma. Algunos viernes reciben visitas
de chefs invitados que aportan su particular visión de la gastronomía y sus
procesos, y el día de la entrevista comparten aparejos con Miguel Ángel de la
Cruz, titular de “La Botica de Matapozuelos”, que les muestra técnicas de nueva
cocina como la de rizar bastones de cebollino usando agua con hielos.
Max no sabe todavía dónde va
a realizar sus prácticas, pero tiene muy claro que le gustaría concluir su
formación en el País Vasco o en Cataluña. Por su parte Álvaro está muy
ilusionado con el destino que le espera para ampliar su experiencia laboral al
lado de los mejores chefs de Orlando, Florida, en los Estados Unidos.
Al
finalizar el curso, los participantes que hayan superado los duros criterios de
asistencia (un 85% de las horas teóricas y un 100% de las prácticas), y que
superen las pruebas de evaluación, recibirán un diploma acreditado por la
Escuela Internacional de Cocina “Fernando Pérez” y la Real Academia de
Gastronomía.
Las
cuidadas instalaciones de la recién estrenada Escuela de Cocina ofrecen un
adecuado banco de pruebas para los implicados Max y Álvaro, a los que se les
puede observar, a través de una enorme cristalera, prestar atención al chef
invitado sin perder detalle ni de sus palabras, ni de sus hábiles y expertas
manos.
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