sábado, 16 de junio de 2012

El fondo de caldo y el cebollino rizado


Comienza el primer Curso Superior de Ayudante de Cocina en la Escuela Internacional de Cocina Fernando Pérez

La Escuela Internacional de Cocina Fernando Pérez ha comenzado a impartir el Curso Superior de Ayudante de Cocina a sus 16 alumnos matriculados, un grupo heterogéneo de personas en el que conviven, sobre todo tres perfiles, los que ya trabajan en el sector y buscan obtener una titulación de prestigio, otros que persiguen completar algún estudio relacionado, y aquellos que buscan comenzar una trayectoria profesional en el mundo de la gastronomía.
Alumnos del curso de cocina en plena clase.   Foto: NdC
El acto de presentación ha contado con la presencia del recientemente elegido como Presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Valladolid, Jaime Fernández, lo que convierte esta comparecencia en el primer evento oficial en el que ostenta su nuevo cargo. Junto al Gobernante de los hosteleros han estado el Gerente de la Escuela, Miguel Ángel Moretón, y el prestigioso chef Jesús Ramiro. Tanto Fernández como Ramiro han exhortado a los alumnos a obtener el máximo beneficio posible de este curso que los capacitará para poder incorporarse en un mercado laboral cada vez más exigente con sus profesionales.

El curso, que lleva unas semanas en marcha, se divide en dos partes, una de cuatro meses de formación en las instalaciones de la Escuela y otra de dos meses de prácticas externas que se podrán realizar en España o en Estados Unidos, siempre que el nivel de ingles sea adecuado. En este caso la experiencia cuenta con una dotación económica para el estudiante gracias al acuerdo alcanzado con la cadena de hoteles Wyndham.

Los profesionales titulados en la primera promoción de Ayudantes de Cocina de la Escuela serán capaces de preparar múltiples recetas en colaboración con el chef, podrán aprovisionar, conservar y manipular las diferentes materias primas, y estarán formados para realizar la puesta a punto de su puesto de trabajo y el cierre de la cocina, así como para optimizar el tiempo, el espacio y los recursos.

A Max Antoni Ruiz, un joven peruano de 28 años la experiencia le está gustando mucho porque reconoce que le fascina la cocina y siente que están aprovechando muy bien el tiempo. Junto a Max está Álvaro Mangas, un vallisoletano de 22 años que muestra la misma pasión que su compañero y que reconoce que para disfrutar en la cocina te tiene que gustar este mundillo. Ambos se muestran entusiasmados con la aventura en la que se han embarcado y destacan el buen ambiente que impera entre alumnos y profesores, algo que se puede comprobar al pasar un tiempo con ellos entre cazuelas e ingredientes.
Álvaro y Max se completan las frases mutuamente, y sonríen cuando relatan que lo que les parece más complicado en la cocina es conseguir una buena coordinación con los compañeros, o que lo primero que hay que aprender son los fondos de caldo, la base de casi todo plato, ya que “si no lo haces bien no sale bueno”.
Álvaro (izquierda), y Max (derecha), ataviados con la ropa de trabajo
El Maestro de cocina que les guía habitualmente es Rubén Alonso, del que los estudiantes destacan que se explica muy bien y que lo hace con mucha calma. Algunos viernes reciben visitas de chefs invitados que aportan su particular visión de la gastronomía y sus procesos, y el día de la entrevista comparten aparejos con Miguel Ángel de la Cruz, titular de “La Botica de Matapozuelos”, que les muestra técnicas de nueva cocina como la de rizar bastones de cebollino usando agua con hielos.

Max no sabe todavía dónde va a realizar sus prácticas, pero tiene muy claro que le gustaría concluir su formación en el País Vasco o en Cataluña. Por su parte Álvaro está muy ilusionado con el destino que le espera para ampliar su experiencia laboral al lado de los mejores chefs de Orlando, Florida, en los Estados Unidos.

Al finalizar el curso, los participantes que hayan superado los duros criterios de asistencia (un 85% de las horas teóricas y un 100% de las prácticas), y que superen las pruebas de evaluación, recibirán un diploma acreditado por la Escuela Internacional de Cocina “Fernando Pérez” y la Real Academia de Gastronomía.

Las cuidadas instalaciones de la recién estrenada Escuela de Cocina ofrecen un adecuado banco de pruebas para los implicados Max y Álvaro, a los que se les puede observar, a través de una enorme cristalera, prestar atención al chef invitado sin perder detalle ni de sus palabras, ni de sus hábiles y expertas manos.

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