miércoles, 3 de noviembre de 2010

Comercio tradicional, ¿comercio bueno?

A menudo se oyen los recurrentes lamentos de ese sector denominado como comercio tradicional, y que normalmente pretenden alcanzar logros como que no se abran otros comercios, grandes superficies, etc.
La mayoría de estos adalides de no cambiar “lo de siempre”, culpan de todos sus males a la aparición de las grandes superficies que les roban clientes de manera desleal. Lo que no se paran a pensar es en todas esas cosas que a muchos de nosotros nos hacen no pisar un pequeño comercio ni como última opción. A saber, horarios incompatibles con la vida real, precios algo (o mucho) más elevados, malos gestos si optas por pagar con tarjeta, incluso algunos añaden limitaciones para ese respecto, o sobreprecios camuflados de “si me lo pagas en metálico te rebajo un tanto”, trato típico del que no te deja ni respirar nada más poner un pie dentro, y que te mira de medio lado como se te ocurra marcharte sin adquirir nada, excesivo amor al dinero, ya que como se te ocurra comprar algo y te arrepientas, o funcione mal, no van a soltar el “parné” por nada del mundo, se inventarán mil escusas para tratar de culparte a tí, harán lo posible por evitar reconocer responsabilidad alguna, y en el mejor de los casos te extenderán un vale que, incluso puede tener fecha de caducidad.
Sin olvidar que en muchos (no en todos) de este tipo de negocios se les han olvidado importantes premisas como sonreir, ser atentos y educados, tener limpios los establecimientos, debidamente iluminados y aclimatados; o incluso esa de renovarse, reinventarse o morir.
Hay mucho malo, mucho que sobra, mucho que se agarra a un antiguo nicho de negocio y que no está dispuesto a invertir nada más desde que lo hizo para la apertura, y que se merecen que les vaya mal.

La red está plagada de ejemplos de los usos y costumbres del pequeño comercio como esta publicada en el blog salmón, o esta que va en otro sentido en el blog de Loretahur. Pero no nos confundamos, no estoy diciendo que las grandes supeficies sean maravillosas, no soy imbécil.

Si tienes, por ejemplo, una tienda de muebles, y viene una empresa que ofrece un mejor producto, a mejor precio, con más variedad, con mejor servicio pos venta, con posibilidades de pago y financiación más accesibles y actualizadas, usando nuevos canales de comunicación, con campañas pensadas para agradar a los clientes; puedes hacer tres cosas:
1.- Resistirte al cambio al que te está obligando el propio mercado y acabar muriendo por asfixia.
2.- Si estás ya muy cansado de lo que haces y sabes lo que te espera con el nuevo panorama que se te presenta, puedes cerrar ya.
3.- Pero también puedes tratar de buscar una nueva idea que, incluso, puede venir de los huecos que deje ese nuevo negocio y que puedas cubrir; o hasta puedes encontrar un nuevo nicho donde ni te imaginabas que podía haberlo.

Da gusto visitar y ser cliente de esos negocios pequeños que han sabido asumir el paso del tiempo, el cambio de tendencias y de ritmos, o de esos otros que aparecen con nuevas propuestas al descubrir una idea que puede tener sus seguidores.
Mientras tanto seguiremos comprobando como esos dinosauiros antipáticos, tacaños, rancios, e inmovilistas van muriendo, eso si, tratando de impedir el éxito de quien se lo trabaja.

4 comentarios:

  1. Me parece algo demagogico lo que escribes. Todo es relativo y la relatividad no se puede poner fronteras. Esta bien escribir, haces deporte pero creo que te falta algo de luz en tu escrito.

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  2. Hay muchos comerciantes que no se pueden permitir el lujo de:
    - Abrir a horas intempestivas. Todos necesitamos descansar, y en muchos casos son negocios familiares donde hay una o dos personas y no se pueden contratar mas.
    - Cambiar el negocio de un día para otro. Eso equivale al suicidio. No se puede cambiar de un día para otro la cartera de clientes (hay que empezar de cero) y los proveedores.
    - Cerrar. Con la que está cayendo ¿de qué vas a vivir?

    En cambio estoy muy de acuerdo en que sus mejores armas son:
    - Trato personalizado y mas humano. En una gran superficie muchas veces el empleado no sabe ni lo que vende, y está mas pendiente de irse que de vender.
    - Productos mas personalizados. Vete tu a pedir a Carrefour que te ajuste un armario o una silla.

    En cuanto al pago con tarjeta se de primera mano que a una gran superficie apenas le supone nada, puesto que muchas veces la comisión no llega a unos pocos céntimos, mientras que a un comercio pequeño le supone a veces un 10 o un 20% de comisión (abusiva) por parte del banco o caja de turno. Como siempre en esta m..... de país el pequeño financiando al grande.

    Si es cierto que muchos pequeños comercios dan asco, y yo procuro evitarlos, pero hay otros en los que se desviven por el cliente, porque es su medio de vida y lo saben.
    Por otro lado está nuestra educación como consumidores, donde sabiendo que un pequeño comercio está mas desprotegido por las leyes de consumo es blanco fácil para aprovecharse y en muchas ocasiones (ni te imaginas cuantas) intentar sacar el producto "por la cara".

    No me quiero extender, pero mientras las leyes protegen a las grandes superficies los pequeños comercios pagan los platos rotos: ingentes cantidades de impuestos por parte de todas las administraciones (ayuntamientos, autonomías y el Estado) que se llevan entre el 35 y el 45% de los beneficios además de los impuestos directos por actividad económica tengas beneficios o no, contratos leoninos con las administraciones, clausulas muchas veces inadmisibles, y sobre todo una competencia desleal por parte del fuerte, al que se le permite todo "porque crea muchos puestos de trabajo". A ellos les regalan el suelo y ponen las condiciones que mas les favorecen, hasta les hacen calles y carreteras que salen de nuestros bolsillos, pero al pequeño comercio lo exprimen.
    Lo que me sorprende es que haya gente con la valentía de tener un comercio hoy en día.

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  3. Gracias por tu aporte anónimo.
    Estamos bastante de acuerdo por lo que se ve.
    Se agradece leer comentarios fundados, bien redactados y ortográficamente bien escritos.
    Un saludo.

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  4. También agradezco tu aporte anónimo, aunque para encontrar la luz ayudaría que los que tiene algo que decir no lo hagan desde la oscuridad.
    Valoro los comentarios, pero se pueden tener mejor en cuenta si se hacen desde la claridad de una identidad.
    Un saludo

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