lunes, 25 de octubre de 2010

Nobel de medicina, la iglesia a repartir hostias.

A principios del mes de octubre se hizo público que el investigador británico Robert G. Edward era el ganador del Premio Nobel de Medicina 2010 por sus investigaciones sobre la fecundación in vitro.
Acto seguido la siempre progresista iglesia católica se aprovechaba una vez más del tirón mediático de alguien para lanzar su retrógrado mensaje con la clara intención de ordenar a todos (creyentes o no) como pensar y actuar.
Esta técnica de la institución religiosa de costumbres perniciosas, vergonzantes, impositivas y medievales, consiste en obtener tribuna cada vez que alguien logra un avance para la sociedad, pretendiendo imponer su visión deísta del mundo. Blogs como ciencia imprescindible recogen y comentan la información.

Ya sabemos que la iglesia de Roma y sus secuaces ingieren todo lo que pueden en la vida civil de las sociedades para tratar de evitar que les chafen el negocio con avances sociales, médicos, científicos, etc. Temen que la mayoría de las personas a las que tienen todavía engañadas con sus técnicas de culpa y temor sea conscientes, por fin, de la gran mentira que gestionan, y entonces quedarse sin su poder de control por medio del típico “mi dios dice que...”.

Mi reflexión va acerca del espacio que se le dedica en los medios a las opiniones de la iglesia sobre diversos temas; pienso que se sobredimensiona la importancia a la visión que tiene de las cosas una secta que ha sido, a lo largo de la historia, una rémora para la mejora de vida de las personas, para el avance científico, para la justicia, la igualdad, el respeto y la verdad.

No debiéramos dar tanto espacio a una iglesia católica que es ejemplo de como no se tienen que hacer las cosas: trato a la figura de la mujer, a los niños y niñas, a las personas con diferentes orientaciones sexuales, a otros grupos religiosos... Es experta en no aceptar las leyes de los hombres, en ocultar sus delitos,en exigir y amenazar, en tratar de imponer teorías ridículas en las escuelas. Todo ello bajo el falso eslogan de “tu dios te ama”.

El premio Nobel de medicina lo otorga un ente que tiene que ver con la medicina, no una panda de esquizofrénicos que creen en muertos vivientes, en magicos creadores del todo, temerosos de un supermago sangriento, vengativo y rencoroso. Los criterios son y han de seguir siendo la medicina y su aplicación para las personas. Si quieren dar un equivalente al Nobel que lo hagan desde su propia estructura, y que lo doten con 10 millones de coronas suecas (1,1 millones de euros o 1,5 millones de dólares), y que lo llamen premio hostia, y que repartan hostias por el mundo, como llevan haciendo por los siglos de los siglos.

1 comentario:

  1. Desde luego la iglesia poco tiene que decir, pero también ayuda que las medios les publiquen sus opiniones que tiene el valor que pueda tener el quiosquero de mi barrio, buene ese más.
    Y si estamos en un país aconfesional por qué no preguntan a las otras religiones???

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